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Actualidad

El desafío global de las energías renovables


Un avance desigual pero lleno de oportunidades

Energy Transition Key Partner Renewables

El crecimiento de las energías renovables sigue batiendo récords a nivel mundial, pero la transición energética está lejos de ser homogénea. Mientras que países como España ven el ambicioso objetivo de triplicar la capacidad renovable para 2030 como una oportunidad, otras regiones, especialmente África, permanecen rezagadas. Este panorama fue el eje central de la XV Asamblea Anual de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), celebrada recientemente en Abu Dabi.

Crecimiento global: un record con desequilibrios

Francesco La Camera, director general de IRENA, destacó que en 2024 se agregaron 500 GW de nueva capacidad renovable a nivel mundial, superando los 473 GW de 2023. Sin embargo, solo un 1,6 % de esta nueva capacidad se instaló en África, una región con un vasto potencial energético renovable, pero que enfrenta barreras significativas para su desarrollo.


Asia, Europa y América del Norte concentran casi el 85 % de la capacidad instalada global, subrayando la distribución desigual de esta transición energética. "Esto representa una importante oportunidad perdida para el desarrollo sostenible en África", afirmó La Camera, quien también hizo hincapié en la necesidad de acelerar las inversiones globales, que actualmente están muy por debajo de los 1,5 billones de dólares anuales requeridos para alcanzar las metas climáticas.

Renewable energy in Europe. Wind
El papel de España: liderazgo y compromiso


En medio de esta desigualdad, España emerge como un referente en el impulso de las energías renovables. Según Joan Groizard, secretario de Estado de Energía, presente también en la Asamblea, el objetivo de triplicar la capacidad renovable debe ser visto como "una oportunidad más que un reto".


En 2024, España logró un hito histórico: las energías renovables generaron el 56 % de su electricidad. Este avance refuerza su compromiso con los acuerdos adoptados en la Cumbre del Clima COP28 y sitúa al país como un actor clave en el cumplimiento del Consenso de Dubái, que exige triplicar la capacidad de energías limpias y duplicar la eficiencia energética para 2030.


Groizard también expresó su apoyo a Brasil, que presidirá la COP30 en la Amazonía a finales de este año, y destacó la importancia de garantizar una transición energética justa y equitativa, una prioridad compartida por ambos países.

Joan Groizard, secretario de Estado de Energía, presente también en la XV Asamblea de Irena
Joan Groizard, secretario de Estado de Energía, presente también en la XV Asamblea de Irena. Fuente Irena
La urgencia climática como telón de fondo


El calentamiento global sigue siendo el gran catalizador de la transición energética. En 2024, el mundo experimentó el año más cálido desde que hay registros, superando por primera vez la barrera de los 1,5 ºC de aumento de temperatura respecto a niveles preindustriales (1850-1900).

Este escenario de emergencia climática subraya la necesidad de una acción colectiva. Según António Guterres, secretario general de la ONU, los países deben abandonar los combustibles fósiles y adoptar energías limpias "de inmediato". Sin embargo, la desigualdad en las inversiones sigue siendo un obstáculo. Desde 2016, solo 105.000 millones de dólares han sido destinados a países en desarrollo, mientras que el 80 % de las inversiones en energía limpia se concentran en China y otras economías avanzadas.

 
El camino hacia 2030: retos y oportunidades

El panorama global deja claro que la transición energética avanza, pero de forma desigual. Para cerrar esta brecha, se requiere un esfuerzo colectivo que incluya inversiones masivas, marcos regulatorios sólidos y una voluntad política firme.

Regiones como África necesitan un apoyo estratégico para desbloquear su potencial renovable y garantizar el acceso a la electricidad a millones de personas. Al mismo tiempo, países como España demuestran que la transición energética puede ser una oportunidad para liderar un futuro sostenible.

Triplicar las energías renovables para 2030 no solo es un imperativo climático, sino también una oportunidad para transformar el sistema energético global en uno más equitativo, limpio y resiliente. El reloj sigue avanzando, y los próximos cinco años serán decisivos para lograrlo.