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Actualidad

La DANA, la COP29 y la carta de los CEOs

08/11/2024 / Por Gonzalo Errejón Sainz de la Maza
"Desde la tristeza por los efectos de la DANA y apoyando a todos los afectados, deseo que la COP29 sirva para dar un gran impulso a la lucha contra el cambio climático"
Efecto DANA Valencia

Delante de mi pantalla me dispongo a escribir un artículo sobre la COP29 que comienza el próximo día 11 en Bakú (Azerbaiyán). Lo hago impactado y conmovido por la tragedia de la DANA que ha afectado a la Comunidad Valenciana y, en menor medida, a la de Andalucía, a la de Castilla La Mancha especialmente en la provincia de Albacete y al sur de Cataluña.

Me invade la tristeza por las personas fallecidas (más de doscientas, cifra que se incrementará al existir todavía decenas y decenas de desaparecidos), por sus familias y amigos. Por aquellas familias que además han visto arrasados sus hogares, sus negocios y empresas, sus ciudades. Por la devastación de la Comunidad Valenciana. Estamos ante la mayor tragedia natural de la historia de España. Pero además de la tristeza, siento rabia porque todavía haya irresponsables que nieguen el impacto del cambio climático y de la necesidad de su prevención.

Detrás de esta DANA sin duda como gran amplificador de su intensidad y consecuencias está el calentamiento del Mediterráneo. La elevación de su temperatura hace que este tipo de fenómenos sean cada vez más frecuentes y desastrosos. El Mediterráneo es ya una bomba de relojería, como lo son los huracanes en el Caribe o las recientes inundaciones en Sudamérica a las que mencionan específicamente los dirigentes de la COP29.

No puedo evitar este desahogo con vosotros. Para las empresas y sus CEOs, da igual el tamaño, lo primero son las personas, aunque haya algunos que opinen que solo miramos la rentabilidad. Y si alguna empresa o CEO no lo ve así, no tiene mucho futuro.

La lucha contra el cambio climático es la lucha por todas las personas del planeta hoy y por todas las futuras generaciones. De ahí que desee fervientemente que la COP29 sirva para dar un fuerte impulso a este gran reto al que todos nos enfrentamos.

COP29 Bakú, Azerbaiyán

La expectación frente a la COP29 quizás se haya visto un poco opacada por la situación geopolítica que en este momento vive el mundo: Ucrania, Israel, Gaza, Líbano, Irán… o las recientes elecciones en Estados Unidos que finalmente ha ganado Trump, lo que puede suponer un cambio en su hasta ahora potente iniciativa climática y un aumento de las ya fuertes tensiones comerciales existentes.

En la COP28, celebrada en Dubái el año pasado, los 200 países participantes establecieron como objetivo triplicar la capacidad de energías renovables en 2030. En su Informe Anual de Perspectiva la AIE estima que dicha capacidad se va a multiplicar por 2,7 entre 2022 y 2030, lo que es estar por debajo de la meta marcada en la COP28. No obstante, considera que triplicarla es completamente posible si los gobiernos aprovechan sus capacidades de acción a corto plazo, lo que requiere “planes audaces” (el PNIEC recientemente aprobado es un buen ejemplo de la ambición que se necesita).

Para ello, es necesario más cooperación internacional para reducir los altos costes financieros en regiones en desarrollo como en África, Caribe, Sudamérica o el sudeste asiático. Hay que conseguir evitar la brecha que se está produciendo en el crecimiento de las renovables ya que China concentrará el 60% de GW renovables de todo el mundo en 2030, lo que supone un crecimiento muy asimétrico.

De ahí que el objetivo de la COP29 sea “asegurar un financiamiento justo, evitar un aumento de la temperatura media mundial por encima de 1,5º y garantizar que nadie se quede atrás”, como afirma Mukhtar Babayev, presidente de la  misma.

Esta afirmación se refuerza con las palabras de Elnur Soltanov, director ejecutivo de la COP29, que señala que “la financiación climática va a ser la clave de esta cumbre y la principal prioridad de su Presidencia será acordar un claro y ambicioso "Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo” (NCQG por sus siglas en inglés) teniendo en cuenta todas las necesidades de las partes”.

Este objetivo financiero busca apoyar a los países más pobres en su lucha contra el cambio climático y, aunque fue aprobado en 2015, todavía no se ha establecido. Debe definirse antes de 2025, es urgente. Acuerdo que no será fácil de alcanzar, como se vio en la última conferencia preparatoria de la COP29 de Bakú celebrada en Bonn que acabó con avances modestos, como alertó en su clausura el secretario ejecutivo de la ONU para el cambio climático, Simon Stiell. Me alegra que el director ejecutivo azerbaiyano resaltara que no hay que excluir a nadie en la Cumbre pero, en particular, a los expertos en sistemas energéticos mundiales, ya que son de las voces más autorizadas.

"Los objetivos siguen siendo alcanzables y coincido con él en que aún hay tiempo para abordar la crisis climática de manera eficaz si se realizan esfuerzos inmediatos y sostenidos".

Aunque por otro lado me sorprende que el negociador jefe de la COP29, Yalchin Rafiyev, afirme que comprometernos con el objetivo de 1,5º es el principal reto. Deberíamos tenerlo ya todos muy muy claro.

Además, se tratarán temas como la continuidad de implementación del fondo de respuesta ante pérdidas y daños, cómo avanzar en las herramientas de transparencia y el progreso del nuevo programa de trabajo de los Emiratos Árabes y ultimar la normativa para los mecanismos del mercado del carbono.

No quiero acabar este artículo sin hacer mención a la carta de la Alianza de CEOs Líderes por el Clima promovida por el World Economic Forum (WEF) que llama a gobiernos y empresas a combinar esfuerzos y a abordar retos porque “cada fracción de grado cuenta”. Si no la habéis leído, aquí podéis hacerlo (accede a la carta)

Es una reflexión lúcida y rigurosa de cuál es el camino. Creo que su espíritu debería sobrevolar e inspirar la cumbre de Bakú.

Finalizo con un titular de un artículo de la británica Elaine Mulcahy, directora de la UK Health Alliance on Climate Change: “COP29 must move from stalling to action”, que me recuerda al final de mi ponencia en una de las cumbres en las que he participado, la COP27 de Egipto en 2022, en la que dije: “es hora de pasar a la acción. Hay que actuar, actuar y actuar”. Hay que acercar aún más las palabras a la realidad. Desde mi primera intervención en una cumbre, la COP21 de París en 2015, vengo insistiendo en la urgencia.

Gonzalo Errejón Sainz de la Maza | Amara NZero Group CEO